miércoles, 28 de noviembre de 2007

Efemérides de CITESA

Lo que me cuentan los viejos del lugar muestra un panorama plano en las telecomunicaciones de Málaga, hasta que en 1961 ITT Standard Eléctrica, a través de su compañía filial CITESA, decide instalar en Málaga una fábrica de terminales telefónicos, para lo que consigue unos terrenos en el paseo de Martiricos donde se construye una fábrica que empieza a trabajar en 1963.
Dos fueron las razones de la elección de Málaga para dicha fábrica. Por un lado el puerto como punto de partida para exportar los terminales en barco a diversos países y, por otra, la vinculación a su tierra natal del entonces Director General de Standard Eléctrica que veía la oportunidad de crear puestos de trabajo industriales en una ciudad con una mínima infraestructura industrial.
El comienzo de esta actividad dio lugar al desembarco de un grupo de Ingenieros de Telecomunicación, 2 en sus comienzos, que en 1967 se vio aumentado en otros 4, cuando CITESA decidió crear un Departamento de I + D, actividad que hasta entonces se había realizado en Madrid. A partir de ese momento el aumento del número de Ingenieros de Telecomunicación en la nómina de CITESA fue constante.

Tomado de Las Telecomunicaciones en Málaga en el siglo XXI



1924: Concesión del servicio telefónico a la Compañía Telefónica Nacional de España, creada por la International Telophon and Telegraph Corporation (ITT).
...
1945: El estado adquiere las acciones de la ITT en la Compañía Telefónica Nacional de España.
...
1964: Se inaugura el complejo industrial de Standard Villaverde y la fábrica de Citesa en Málaga.

Tomado de la dirección: http://www.coit.es/foro/pub/ficheros/capitulo_22_6aace6c7.pdf?PHPSESSID=171619da9fe99996ea63ae33a8c02191

1979: En CITESA (Madrid) se fabrica la primera centralita de conmutación electrónica; en España se obtiene un modelo de teléfono electrónico en colaboración con el CIE de CTNE.

1980: Entra en servicio la Central Internacional de Valencia con sistema Metaconta. CITESA (Málaga) desarrolla un nuevo teléfono de pago previo (Teléfono Regular de Monedas). SESA instala para RENFE la primera línea de comunicaciones digitales sobre fibra óptica entre las estaciones madrileñas de Chamartín y Atocha. RTVE pasa a depender, a efectos administrativos, del Ministerio de la Presidencia, a través de la Secretaría de Estado para la Información.

1981: Entre la central de Madrid-Alcántara y la estación de seguimiento de satélites de Guadalajara se instala una ruta coaxial de transmisión digital. CITESA y CTNE instalan conjuntamente, como prueba de campo, 500 teléfonos electrónicos modelo Teide en Palma de Mallorca, y 24 teléfonos de pago previo en varios puntos de Madrid.
......

Tomado de la Historia de las Telecomunicaciones en España


Pregunta oral en Pleno. NÚM.EXPEDIENTE: 680/000429
PROCEDIMIENTO: Normal
DOCUMENTO QUE ABRE EL EXPEDIENTE: Nº de registro 12639 de 29/04/91 (calificado el 7/05/91) AUTOR:
CUEVAS GONZALEZ, ANDRES (GPMX) OBJETO:
Pregunta sobre las medidas que piensa adoptar el Gobierno para hacer cumplir lo acordado en el Plan de Segregación de Alcatel-Citesa del Grupo Alcatel, en relación con el compromiso de mantener una plantilla de 999 trabajadores en Citesa-Málaga a finales de 1991, garantizando con ello la continuidad en los puestos de trabajo

DATOS DE TRAMITACIÓN:
En la fecha: 30/04/91 queda pendiente de Pleno DESCRIPTORES EUROVOC:
ESCISION DE EMPRESAS
SEGURIDAD EN EL EMPLEO
EMPRESA PRIVADA BOLETINES OFICIALES:
BOCG. S. I, 203 Fecha: 06/05/91. Iniciativa
DIARIOS DE SESIONES:
DS. S. PLENO, 66 Fecha: 07/05/91. PLENO
SIGNATURA:
ADG-1769-39 LEGISLATURA: 1989-1993 (IV)

Tomado de la dirección: http://www.senado.es/cgi-bin/BRSCGI?CMD=VERDOC&BASE=INI4&DOCN=000008962


Reestructuración de Alcatel
Alcatel Standard Eléctrica ha segregado su grupo operativo de Radio, Espacio y Defensa en las divisiones de Comunicaciones Móviles y Radio y Defensa, respectivamente. La primera, con sede en Torrejón (Madrid), estará bajo la dirección general de José Luis Gómez Solera, mientras que Luis García Echegoyen dirigirá la de Radio y Defensa, con sede en Tres Cantos. Tanto García Echegoyen, que continuará al mando de Alcatel Espacio, como Gómez Solera reportarán directamente al consejero delegado de Alcatel Standard Eléctrica, Miguel Canalejo.
Asimismo, los cambios incluyen la incorporación de Miguel Iraburu a la presidencia de GEC Alsthom Transporte. Su puesto al frente de la dirección general de Alcatel Citesa pasa a ser desempeñado por Vicente Hernández, hasta ahora responsable de la división de Electrónica Industrial. Esta se integrará, manteniendo su identidad, en el grupo operativo de Redes Públicas, y su dirección general estará temporalmente en manos de Manuel Gordillo, director general de Redes Públicas.

Tomado de la dirección:
http://www.idg.es/comunicaciones/impart.asp?id=10847


N. T./MÁLAGA

A los no iniciados les puede parecer que la fábrica de Citesa no es muy bonita. Pero cuando el arquitecto Sebastián del Pino explica, lleno de admiración, el «interesantísimo panelado dentado en hormigón prefabricado» que se usó para construirla, se empieza a entender por qué este edificio de 1962 aparece en el catálogo 'La arquitectura de la industria, 1925-1965', elaborado por la Fundación de Documentación y Conservación del Movimiento Moderno (DoCoMoMo). También Intelhorce, un 'poblado' industrial de estilo racionalista. Ambas factorías están hoy en desuso, pero Citesa corre un peligro más cierto: el PGOU dibuja bloques de 20 pisos en su lugar. Intelhorce tiene más papeletas para seguir en pie, pues sus nuevos dueños se comprometieron a conservar al menos su nave principal. De hecho, prevén crear un museo que mantenga vivo el recuerdo de aquella gran industria.


Tomado de la dirección: http://www.diariosur.es/pg060423/prensa/noticias/Malaga/200604/23/SUR-SUBARTICLE-011.html



No menor va a ser el impacto de los vecinos de Martiricos. La actual Citesa tiene los días contados.
Telefónica ha previsto un ambicioso proyecto urbanístico en altura. Es decir, con más torres. En concreto, tres, con alturas de 20 plantas. El resultado serán 674 nuevas viviendas, con uno de los rascacielos destinado a VPO.
La compensación a este desarrollo urbanístico pasa por el pago de 23 millones de euros al Ayuntamiento y por habilitar una gran zona verde en la ribera del río Guadalmedina.

Tomado de la pág. http://miarroba.com/foros/ver.php?foroid=803116&temaid=1326189&pag=2

En 1962 fue fundada como CITESA (Compañía Internacional de Telecomunicaciones y Electrónica S.A.), la empresa se convirtió muy pronto en líder español de telefonía básica.

En 1994, formando ya parte del Grupo de Empresas de Alcatel Standard Eléctrica S.A., construyó su nueva fábrica en el Parque Tecnológico de Andalucía. Sus actividades en Málaga se centraron en las nuevas tecnologías de telecomunicaciones sin hilo y celulares, contando con un presupuesto de 30 millones de euros para investigación y desarrollo.

En enero de 2000, se constituye una joint-venture entre Alcatel y THOMSON Multimedia, creando, ATLinks. Ya entonces, se habían alcanzado unas ventas anuales de 84 millones de euros, de los cuales, el 65'6%, estaba destinado a exportación.

En enero de 2001, se crea A Novo Comlink, en la que el grupo A Novo tiene una participación accionarial del 33%. De este modo, la empresa amplía sus líneas de negocio, integrando en su actividad, el servicio posventa de productos de nuevas tecnologías de comunicaciones.

En enero de 2002, la participación del grupo A Novo pasa a ser del 66%. Con la meta claramente definida y siguiendo su acertada línea de actuación, A NOVO COMLINK, se ha convertido, hoy día, en una importante alternativa a tener en cuenta en el mercado español de los servicios posventa en productos de nuevas tecnologías de comunicaciones.

Web oficial de A-Novo

Paco Trujillo:

http://www.pmcmedia.com/librostlb/4097/04.%20Semblanza.pdf

martes, 27 de noviembre de 2007

Edificio de Citesa en Martiricos


Navegando por internet en busca de noticias sobre Citesa he encontrado bastantes referencias de las que os ire haciendo participes. Para empezar os adjunto una nota de prensa del diario SUR sobre edificios industriales emblematicos, en la que atribuye el calificactivo de "Joya del movimiento moderno" a la nave de Citesa, asi mismo tambien adjunto una copia del articulo del arquitecto Sebastian del Pino Cabello que se menciona en dicho articulo.


Fábrica del PTA


En Citesa sólo quedábamos 304 trabajadores, en los que estaban incluidos desde el director general hasta el mozo. Ya se había decidido que nos teníamos que ir a una nueva planta que se iba a construir en el PTA. El viejo Martiricos se había tasado en 1300 millones de pts. Teniendo en cuenta que el terreno había costado el precio simbólico de 1 pta (de las de hacía 30 años, no te creas), el salto había sido grande. Ni que decir el valor que va a tener el nuevo proyecto de hacer varias torres y un centro comercial en el terreno de la fábrica de Martiricos, a llevar a cabo en los próximos años.




El caso es que nos fuimos preparando para la nueva residencia. Para que no hubiera protestas de última hora, se concedió a los trabajadores una ayuda para el transporte, ya que necesariamente había que trasladarse sobre ruedas al nuevo emplazamiento.










La parcela obtenida era, con diferencia, la mejor que había: 40.000 m2, situada según se entra en el PTA, a la derecha. La planta era diáfana y muy funcional. Cuando se estaba construyendo se decidió rebañar un trozo de la parte lateral, en un afán roñoso de ahorro.

La fábrica era una monería exteriormente, y se había cuidado los alrededores a conciencia, con una distribución que ya envidiarían muchas urbanizaciones.

Llegaron los últimos pedidos de máquinas de SMD a última hora y se decidió que era mejor montarlas directamente en la nueva fábrica. Además de las máquinas Fuji, se incluían máquinas de soldar en atmósfera inerte y equipos de prueba automáticos.

Nos mudamos en 1994. La gente estaba acostumbrada a la solidez de la antigua fábrica, y al principio más de uno atravesó sin querer las paredes de escayola de la planta de oficinas. Y las escaleras interiores ¡eran de terrazo! Parecían las de los bloques de viviendas protegidas. Pero, ¿dónde estaban los rosales, las palmeras, los eucaliptos? ¿Dónde las ventanas? A pesar de estar enclavada en una parcela cuatro veces más grande que la planta, la fábrica estaba aislada. En Martiricos se salía a hacer cualquier gestión a otro edificio de la planta y lo hacías embriagado por el olor de las flores y el colorido de la vegetación. Aquí todo estaba dentro de un mismo edificio, aunque en los alrededores no faltaban ni el césped ni las uñas de gato.

A los pocos meses la fábrica fue inaugurada por el mismísimo Rey. También se acercaron a la inauguración el Presidente de la Junta, la alcaldesa, el presidente de Alcatel y el resto de autoridades. Dos semanas antes la fábrica había sido peinada a fondo por el sistema de seguridad. ¡Qué guapos los perros encargados de husmear si había alguna que otra bomba en los cajones de las mesas de trabajo! Los agentes de la seguridad se mimetizaron discretamente por fábrica y oficinas. Allí estábamos todos con nuestras batas blancas, como alegres banderas que saludaban a los prebostes que ese día se pasearon por nuestra fábrica. Fue un día memorable.
















Y no digamos del día de puertas abiertas. De nuevo los trabajadores volvimos a sentirnos orgullosos de enseñar la fábrica a nuestras familias. Ya estábamos reciclados y habíamos superado el reto de adaptarnos a las nuevas tecnologías.






La fábrica se había desperezado y fabricábamos con fluidez cualquier cosa que se presentara. Los aparatos inalámbricos, diseñados por nuestra I+D, salían como churros y técnicamente sin problemas. El nuevo Domo se empezó a fabricar brillantemente, dando muchísimos menos problemas de los esperados, llegando hasta a ser rentable, a pesar del precio impuesto por Telefónica. Los aparatos de moneda de interior se diseñaban y fabricaban sin incidentes.




























































































Existía un “pero”. Oficialmente la plantilla se había de mantener como mínimo en los 304 trabajadores, pero esta condición también se convirtió en la práctica en que tampoco se superaría esta cantidad. Como consecuencia, al ser necesaria coyunturalmente la contratación de nuevos compañeros, éstos entrarían con contratos precarios, según una fórmula mágica: entrarían en escena la empresas de trabajo temporal.

































Alcatel no lo tenía claro con nuestra fábrica e hizo un alarde de filigranismo: Creó una “joint venture” con Thomson, y nuestra fábrica pasó a convertirse en “Atlinks” (Alcaltel-Thomson links, es decir, unión de Alcatel y Thomson).

Pero una oscura nube se cernía sobre la antigua Citesa. El bisturí de los sesudos dirigentes estaba preparado para la operación definitiva. Había que deshacerse de la incómoda planta de fabricación.

Un día, sin nadie esperarlo, se comunicó la “buena nueva”: La empresa se dividía en dos. Una continuaría llamándose Atlinks y estaría constituída prácticamente por I+D y Comercial. La otra, el resto, pasaría a depender de una desconocida hasta el momento llamada A Novo. 50 se quedaban en Atlinks y el resto en la nueva empresa. Como un matrimonio mal avenido, nos separamos, pero seguimos compartiendo la misma casa. Todos continuamos en el mismo edificio. Pero era difícil erradicar los frutos de más de 30 años de relación y seguimos comportándonos como si nada hubiera pasado.

Nadie pareció sospechar el alcance de la maniobra. Prácticamente se condenaba a muerte a la parte de fabricación, siendo incierto el destino de I+D.

La nueva empresa tenía su fuerte realmente en la reparación, siendo marginal para ellos el tema de la fabricación. La gente empezó a inquietarse: ¡nos han puesto en manos de unos chatarreros! La cosa fue bien mientras se agotaban los tres años acordados en que Atlinks se comprometía a comprar el producto fabricado. Una vez pasados estos tres años, A Novo se quitó la careta. Lo que quería realmente era dedicarse a la reparación y, si no había fabricación, empezaba de nuevo a sobrar gente. Éramos muy caros y mayores.

De nuevo, el ángel de la guarda de Citesa entró en escena. Una empresa que se dedicaría a la fabricación de móviles de marca blanca estaba en sus inicios y todavía no había aprendido a fabricarlos ni tenía sitio para hacerlo. El director del momento se dio cuenta que esto podría ser la supervivencia de la empresa y se llegó a un acuerdo con ellos para iniciarles la fabricación, lo que nos dio dos años de respiro.

Para afrontar la nueva carga de trabajo, volvieron a entrar más líneas de ensamble automático, pero esta vez de segunda mano. Nos habíamos adaptado perfectamente y fue relativamente fácil para nosotros el iniciar e implantar la fabricación de móviles. La nueva empresa aprendió de nosotros todo lo que pudo y, poco a poco, nos fue constriñendo, como lo hace una higuera en el Amazonas con el árbol que se presta a mantenerla erguida. El mayordomo se convirtió en el amo y se hizo cierto el aforismo de “ni sirvas a quien sirvió ni pidas a quien pidió“.












Otra vez el fantasma del cierre se cernía sobre Citesa. En un intento desesperado de supervivencia, se malfirmaron convenios que reducían los derechos a los nuevos compañeros que se contrataran oficialmente a partir de ese momento. Pero esto no bastó, los números no salían y la fábrica se tenía que cerrar. ¿Era un guión ya escrito o era una consecuencia de la fatalidad?























Las batas blancas alumbraron el PTA y el centro de la ciudad en sus paseos de protesta. No nos iban a callar: “Es justo lo pedido y es tan poco ¿tendremos que perder las esperanzas?”.












Sin embargo, lo que en un principio pareció como un castigo divino, llegó a formar parte de la solución. La empresa de móviles se comprometía a comprar la planta del PTA y la Administración estaba dispuesta a estudiar un plan serio de viabilidad, que se firmó en 2005. Como resultado, 198 trabajadores de los antiguos, con más de 55 años, entraron en el plan, con la posibilidad de ampliarlo a unos pocos que se quedaron en la línea de corte.






















Aquí se difumina el rastro de Citesa. Los trabajadores que quedaron en A Novo, jóvenes y algunos veteranos, pasaron a una nueva planta de alquiler en el PTA. Los de Atlinks, que pasó definitivamente a llamarse Thomson, también se trasladaron a una oficina de alquiler. También tuvieron que pelear para mantener sus puestos de trabajo.

Pero el espíritu de Citesa continúa vivo y puede ser que algún día cristalice de nuevo en una fábrica potente y orgullosa de sí misma, como Málaga se merece.

Aportación de JOM.

lunes, 26 de noviembre de 2007

CAMBIO RADICAL

El 1 de junio de 1972, me incorporé como analista de sistemas en el Departamento de sistemas y Procedimientos y mi vida profesional sufrió un gran cambio, pasé de un golpe, de una empresa extractiva, Hunosa, minas de carbón a una manufacturera, de una empresa Estatal a una Empresa Privada y con mayoría de capital Americano (ITT).

Ire contando mis experiencias tanto profesionales como personales en este interesante foro

Florentino Martínez Roces

Implantación de Citesa en Málaga

Gracias a su trabajo de búsqueda en Internet, Pepe Rodriguez Alconchel ha encontrado el artículo Aproximación a la implantación de Citesa en Málaga que creemos muy interesante.
Hemos contactado con su autor, Fernando Heredia Sánchez, que nos ha autorizado a publicarlo en nuestro Blog.
Fernando tiene también otro Blog titulado Málaga y su historia más reciente, también de gran interés.
En la primera página de nuestro blog, en el margen derecho, figuran los enlaces correspondientes

sábado, 24 de noviembre de 2007

Fábrica de Martiricos











Es difícil expresar la sensación experimentada el primer día de trabajo en una fábrica. Si se le añade que la fábrica se encuentra en el mismo centro de tu ciudad, la ciudad del paraíso, entonces no se encontrarán palabras que lo puedan describir.







































































Un buen día, un hijo de Málaga que había triunfado en Madrid llegando a ser presidente de ITT España, decidió el levantar una fábrica en su pueblo. Una fábrica prácticamente autosuficiente, cosa que consiguió llevar a la realidad de forma plena en 1964. Es curioso que muchas de las mejoras que se han hecho en Málaga han surgido porque un malagueño ha llegado a posiciones de poder. Por ejemplo, el puerto de Málaga fue autorizado a recibir los barcos que iban a América gracias a Gálvez (el que ayudó a los EEUU a ser independientes), el puerto y el parque se ampliaron debido a Cánovas, la calle Larios se llevó a cabo gracias a la aportación del Marqués del mismo nombre. Y ahora, la fábrica de trenes AVE se instala en Málaga gracias a la ministra Magdalena Álvarez. En fin, para qué seguir.














Pocos meses después se producía un despertar del maravilloso sueño: había que hacer horas extras pues, de otra manera, no se podía redondear un sueldo suficiente para afrontar el adquirir una vivienda, en unos casos, o llevar en condiciones aceptables las necesidades de una familia. En algunos casos se empalmaba la noche con la mañana, lo que se llegó a conocer como "murcielagá". Algunos afortunados pudieron llegar a disponer de un seiscientos o un ochocientos cincuenta y, en algún caso aislado ¡un R8! La mayoría acudían al trabajo a patita o en el camión de Citesa (lo de autobús era muy fino para la época). Y es que la fábrica de Citesa llegó a darle nombre a la línea del autobús cuya parada final era la fábrica.



Sin embargo, en esos comienzos era difícil encontrar a alguien que, si no del todo feliz, llegara a sentirse desgraciado o deprimido. A pesar de que la semana laboral fuese de seis días, pues también se trabajaba el sábado. Los trabajadores se consideraban en cierta manera priviligiados, en comparación con la penuria que en esos tiempos había en Málaga. Se estaba orgulloso de poder decir a nuestro vecino que el aparato telefónico que le acababan de instalar lo habíamos fabricado nosotros.


¡Y las navidades! Prácticamente se trabajaba hasta el mismísimo día de nochebuena y fin de año. Pero la audacia y la alegría de los trabajadores hacía que se celebrara la navidad dentro de fábrica con cantes y jolgorio, calentitos que estaban con alguna que otra copita de aguardiente, de manera que la dirección no tenía otra opción que cerrar los turnos unas horas antes, con lo que la gente se iba más que recontenta a su casa, a comprar los turrones y a preparar la cena de nochebuena.












Un día, de repente, se produjo un abandono forzado de la inocencia colectiva. Había caido el gordo en Madrid, un día antes del sorteo de Navidad. ¡Existía una cosa llamada huelga! A la gente le cogió sin entrenamiento y sin experiencia en absoluto. Los jefes no sabían cómo actuar. Los trabajadores de fábrica tampoco. El mismo director no llegó a comprenderlo, pensando que era algo personal contra él. Así que, en la primera huelga que se celebró la gente se puso muy seria de pie en su puesto de trabajo y con los brazos cruzados. El silencio se podía cortar. Los sentimientos de cada cuál eran como relámpagos. Si alguien se aventuraba a entrar en las naves de fábrica, se arriesgaba a que sus pasos tronaran como truenos, amplificados por la resonancia de una nave vigilada por 5.000 ojos.


La edad de la inocencia había sido superada. Ya nada iba a poder ser igual que antes. De todos modos, la alegría no llegó a ser vencida del todo. Se había celebrado el décimo aniversario de la inauguración de la fábrica, y la mayoría de los trabajadores habían participado en la fiesta que se preparó. ¡Cómo no recordar a la gente coreando y bailando espontáneamente!

Pero, poco a poco, cada uno fue tomando su sitio, que era recordado en la huelga correspondiente de cada momento. Pero, una vez pasado el sarampión, todos se volvían a considerar como compañeros y eran escasas las personas consideradas como "enemigos de la clase trabajadora".

Una vez pasada la transición política, quedó más clara la necesidad de reclamar mejoras exclusivamente sociales y económicas. Se pudo llegar a llegar a fin de mes sin necesidad de horas extraordinarias y se dejó de trabajar los sábados. En Navidad no se desbordaba el río de la alegría espontánea en el interior de fábrica, pues ya no se trabajaba durante esas dos semanas.

Pasamos de ITT a Alcatel y apenas nos enteramos. Empezamos a dejar de fabricar piezas electrometálicas y tuvimos que aprender a vérnoslas con la electrónica. Pero, ¿qué es eso de un transistor o un diodo? De pronto, el disco de marcar giratorio dejaba de fabricarse para ser sustituido por botoneras. Los talleres de fabricación de piezas metálicas y de plástico empezaron a languidecer. Una nueva especie evolutiva estaba naciendo y nos había cogido con la piedra de pedernal en la mano. Había que reciclarse.

Sigilosamente, la primera máquina automática de ensamble entro en los talleres. Una traidora máquina de bobinar americana que era tan tonta que necesitaba de una cinta perforada para acordarse de lo que tenía que hacer. Las máquinas de inyección de plástico no iban a ser menos, y fueron provistas de unos incipientes robots para descargar las piezas una vez moldeadas. La electrónica sustituyó a la circuitería convencional y el plástico terminó de usurpar a las hermosas piezas metálicas interiores. Pero vino un enemigo peor: dejamos de ser los únicos que fabricaban teléfonos en España. Telefónica decidió, con buen criterio, diversificar sus proveedores. El resultado fue que disminuían los pedidos y que cada vez se necesitaba de menos mano de obra. Había que hacer un esfuerzo para abrir mercados en el exterior y había que prepararse para ser más competitivos.

El pueblo citesiano empezó a sentir el terremoto del exceso de personal y sus subsiguientes réplicas . Empezó la puja: 400.000 pts si te vas, 850.000, un millón y medio ... Cada pocos meses aumentaba la cantidad para tentar a la marcha, lo que unido a los progresivos rumores de cierre, hacía que poco a poco los primeros desertores se fueran sumando al éxodo.

Los sabios del cuartel general de Alcatel en Bruselas habían hecho números y llegado a la conclusión que la población crítica para una buena marcha de la fábrica tenía que ser de 500 trabajadores. Llegamos a ser 2.400 y ahora nos querían dejar en la quinta parte.

Debido en parte a la necesidad de abaratar la mano de obra del producto y a que se iba haciendo imposible el ensamblarlo manualmente, entraron más máquinas automáticas. Esta vez las esquirolas estaban especializadas en el ensamble de componentes electrónicos, pero todavía eran componentes que se podían ver. Los SMD estaban naciendo y aún no habían inundado el mercado. Daba gloria ver a las nuevas maquinitas montar resistencias, diodos y transistores sin cansarse y a una velocidad de vértigo. En los talleres se oía de nuevo el tacatá que se había acallado al jubilar a las remacheras y los tornos automáticos.

A mediados de los ochenta habían empezado a entrar los primeros SMD. Se compró una máquina semiautomática pra montar las PBA's del primer móvil. Lo de móvil es un decir, porque pesaba cinco kilos con la batería. Poco después empezaron a reclutarse las máquinas Fuji que, como un ejército victorioso, tomó posesión de los talleres. Nada era igual. Si un antiguo citesiano hubiera aparecido de repente en los talleres, creería que se había equivocado no de fábrica, sino de mundo.

Se celebró el 25 aniversario de la inauguración de la fábrica, pero ya no se celebrarían más. Los trabajadores llevamos a nuestros familiares a verla, igual de orgullosos que el primer día. A partir de aquí, crecieron las señales que indicaban que aquello se acababa. Cada vez había menos trabajo. Se dieron órdenes de apagar las luces de los talleres ociosos, en los que ni siquiera había personal, con el pretexto de ahorrar. Se cerraron talleres y se malvendieron las máquinas. Taller de circuitos impresos: muerto en combate. Taller de plásticos: unas máquinas capturadas por el enemigo y otras desaparecidas. Talleres de prensas, de remacheras, de tornos automáticos, de acabados, de Utillajes: se ignora donde se ubican sus tumbas.

Pero no todo acabó con la eliminación de talleres. La misma madre Citesa estaba en la picota. El negocio no era viable y había que cerrar. Había un director general que se empeñó en salvar la empresa, en contra del parecer de los mandamases de París. Pero para ello tenía que ofrecer un sacrificio: la fábrica dejaría de ser Citesa, había que venderla.

Los hijos de Citesa fueron entregados como rehenes a los expedientes de regulación de empleo. La puja por irse siguió aumentando. Llegó hasta los 12 millones. Los indecisos fueron captados. Se hicieron planes de prejubilación y se hizo una limpieza con los más mayores. Incluso se ofreció algo más a los componentes del comité, y hubo quien lo aceptó. A finales de 1992 la plantilla quedó reducida a 300 personas.

Pero la muerte de la antigua fábrica estaba dando lugar al nacimiento de una nueva. Eso sí, más chiquita y sin pedigrí y, además, en el extrarradio de la ciudad.

Aportación de JOM